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El sonido puro de la realidad absoluta, de nuestra conciencia primordial, da nacimiento a la luz y luego a los rayos luminosos de la presencia espontánea de donde proceden todos los fenómenos.
En todas las antiguas escuelas místicas y tradiciones ancestrales, la oración ha ocupado un lugar preservado por su condición y función poderosa.
Particularmente en el budismo vajrayana, también conocido como el vehículo del mantra secreto, la mayor parte de estos sofisticados métodos de meditación se han transmitido, y se siguen transmitiendo, en el seno de una tradición comprometida con la protección de la transmisión del linaje, a fin de evitar interpretaciones erróneas y prácticas inapropiadas.
Si bien la ciencia ha despertado su interés por los beneficios de la oración, por otra parte las comunidades espirituales nos encontramos cada vez mayores dificultades para poder realizar nuestra diaria labor de oración por una falta de comprensión y sensibilidad general de la sociedad hacia está dimensión particular de la espiritualidad.
“Puedan todos los seres obtener la felicidad y sus causas.
Puedan estar libres del sufrimiento y de sus causas.
Puedan no separarse jamás de la felicidad que está libre de todo dolor.
Puedan vivir en ecuanimidad, libres de apego hacia los cercanos y la aversión hacia los distantes.”